Ayer veíamos algunas razones que desaconsejaban comprar una DSLR. Hoy vamos a darle la vuelta a la tortilla para intentar convenceros de justo lo contrario, sí, somos así de veletas. Si quedaste convencido de elegir una compacta avanzada, no sigas leyendo o mejor aún...sigue leyendo, si caes en las redes de las DSLR dudo que acabes decepcionado. Al fin y al cabo solo desde el conocimiento es posible llegar a tomar una buena decisión. Valora lo que te ofrece una compacta y lo que te ofrece una réflex y actúa en consecuencia.

¿Por qué tenemos que apostar por una DSLR? Vamos a intentar usar los mismos argumentos que usamos para elegir la compacta pero desde otro punto de vista.

* Por Historia. Sí, como suena, por Historia. No tenemos que remitirnos a la época del *daguerrotipo o el calotipo y cargar con un aparatoso artilugio pero la existencia de las DSLR responden a la continuidad de un diseño inmortal, de una forma de hacer fotografía, todo eso significa réflex*. Por eso las grandes firmas, a excepción de Olympus, siguen apostando fuerte por unos cuerpos tradicionales que verdaderamente huelen y suenan a fotografía.

* El tamaño importa. Una DSLR no la podemos guardar en el bolsillo del pantalón e incluso puede que vaya justa en un bolso pero somos muchos usuarios los que agradecemos tener entre nuestras manos una máquina grande y relativamente pesada con un grip que permita una buena sujeción.

* Gatillo rápido. Las compactas te permiten disparar casi sin pensar con sus automatismos a prueba de novatos pero a velocidad, propiamente dicha, no puede compararse a la de una DSLR. No solo por el encendido casi instantáneo de las réflex, también por las ráfagas que en los últimos modelos están llegando con velocidades de hasta 10 disparos por segundo. Perfecto para fotografías de acción.

* Ópticas intercambiables. Es muy cómodo llevar una compacta con un zoom de varios aumentos pero la calidad que obtendrás usando una DSLR con objetivos dedicados para las respectivas especialidades como la fotografía macro es infinitamente superior.

* Modo manual. Un modo que ofrezca la ausencia total de automatismos es algo que ya incorporan muchas compactas avanzadas y que es una de las bazas de las DSLR. Es la única manera de que la cámara haga realmente lo que queremos que haga.

* Calidad. Las distancias cada día son mas pequeñas pero el salto de calidad entre las compactas y las DSLR sigue siendo abismal. Es cierto que con suficiente luz una compacta no sufre en exceso pero en interiores la cosa cambia. Las DSLR además de conseguir buenos resultados con velocidades ISO altas en interiores nos permiten unas ampliaciones en papel grandes sin necesidad de redimensionar la imagen con software. La posibilidad de disparar en RAW ya no es exclusiva de las DSLR pero sigue siendo la gran baza de éstas. Disparar en RAW supone la máxima expresión del control de la imagen.

* Precio. Las DSLR son más caras que las compactas, aquí no hay discusión posible pero no es menos cierto, como bien apuntaba ayer uno de nuestros lectores, Bryant, que la diferencia de precio entre una DSLR de iniciación y una compacta de altas prestaciones es tan pequeña que no merece la pena elegir la compacta si luego vas a querer dar el salto a las réflex.

Seguro que me dejo cosas en el tintero como la del sonido del espejo, que entra más dentro de lo emocional o la posibilidad de pinchar en la cámara un buen flash pero creo que con estos puntos mi planteamiento queda muy claro. Ayer me costó mucho desaconsejar las DSLR.

La mejor opción es tener una réflex y una compacta para ocasiones puntuales porque no son en ningún caso incompatibles. Ahora os toca decidir a ustedes.

Foto: Arkku

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