ALTFoto ha estado probando estos días la Canon PowerShot G1X, la respuesta rápida de Canon a las cámaras EVIL de la competencia. En principio parece arriesgado, Canon dando un golpe en la mesa para responder a todos los que apuestan por las CSC con una cámara compacta con un objetivo zoom fijo. Veamos si le ha salido bien la jugada. Pienso que no, pero veamos por qué.

Especificaciones técnicas

La Canon PowerShot G1x es la hermana mayor de la serie G. Tiene un sensor CMOS de 14,3 Mp de 18,7x14 mm, un tamaño muy similar al APS-C (22,5x15 mm). Gracias al conocido procesador Digic 5 consigue un rango ISO 100-12800, una importante cadencia de disparo (4,5 fps) y trabajar con vídeo en alta definición. El objetivo, de considerables dimensiones, es un zoom de 4 aumentos (28-112 mm) con una luminosidad variable de f2,8-5,8. Tiene una pantalla móvil de 3" y 920.000 píxeles y todo tipo de controles para un manejo profesional.

Sobre el papel, es una cámara que parece estar llamada a liderar el grupo de las compactas avanzadas, muy numeroso últimamente, por fortuna para todos los fotógrafos que quieren llevar en sus bolsas, una cámara que tenga las mismas prestaciones que modelos mayores y una calidad similar de imagen.

El diseño de la serie G

La serie G de Canon nació en septiembre de 2000 con el modelo de 3 Mp, Canon PowerShot G1, con un pequeño sensor CCD. Y mucho ha llovido desde entonces. Pero el aspecto ha sido una de las marcas de la gama. Mucho antes de que se pusiera de moda el aire vintage (como se dice ahora antiguo) esta gama hace sinceros homenajes a las cámaras de toda la vida: robustas, bien construidas y con una buena y fiable botonera. El único aporte a la modernidad ha sido incluir una pantalla abatible que permite hacer fotos en diversas situaciones, como haciendo el pino. Este sarcasmo no es otra cosa que la absoluta convicción de que estas pantallas móviles sólo sirven para que la cámara tenga un talón de Aquiles, y muera prematuramente por una tonta caída.

Y es una pena, porque es una máquina muy bien construida (salvo la trampilla compartida de la tarjeta y la batería), firme y pesada (cuánto más pese una cámara, menos probabilidades hay de que una foto salga movida). No es una cámara pequeña, desde luego, y el objetivo sobresale notablemente. Los que quieran un cámara pequeña, tendrán que buscar otros modelos de la marca, como la serie S. Parece que el flash incorporado es lo único que han cogido prestado de ellas.

Todo está en sus sitio: el disparador, los diales para la compensación de exposición y los diferentes modos de trabajo, la grabación de vídeo, los distintos botones para acceder a los menús... Pero por algún extraño motivo, tengo que encoger mucho los dedos. La parte derecha de la cámara, donde están la mayoría de los botones, es demasiado pequeña para los que tenemos las manos grandes. Por ejemplo, es imposible apretar el botón de retención de medición con una sujeción normal.

Pero el gran problema es el visor óptico. Creo que lo mantienen para darle un aire más profesional al conjunto. Ya hablaré de él cuando llegue el momento. Pero por dejar un titular llamativo: no sirve para nada.

Calidad de imagen sobre todo

El sensor es lo mejor que tiene la cámara con diferencia. Es la principal baza que tiene para que la gente entre en la tienda y pagué por ella lo que cuesta, que es mucho, dada la competencia que hay.

Es muy grande para una compacta, pero es más pequeño que muchos de los sensores de la competencia. El nivel ha subido mucho, y los grandes y tradicionales fabricantes no se pueden dormir en los laureles. Compensa su tamaño con el procesador Digic 5.

Pocas veces he visto una compacta con una calidad de imagen tan buena, tan limpia, hasta 800 ISO. A 1600 ISO,  incluso podemos hacer la vista gorda y pensar que estamos trabajando con un sensor pequeño, y que por lo tanto, es digno de mención el resultado que da el sensor incluso en las sombras.

Pero de repente, recuerdas que por el mismo precio tenemos cámaras CSC, con ópticas intercambiables, que dan sopas con hondas a estas sensibilidades a la mejor de las compactas de Canon.

Es un sensor muy bueno, superior al de cualquier compacta, pero palidece en comparación con cámaras de precio similar.

Objetivo Canon Zoom Lens 4x IS 15,1-60,4 mm 1:2,8-5,8

Es lo que más destaca cuando ves por primera vez la cámara. Algo tan grande debe ser bueno, pensarán algunos. Seguro que tiene una luminosidad constante, pensarán otros. No es así. Sus características no son llamativas y seguramente no han podido ofrecer un objetivo mejor sin encarecer aún más el precio.

Está optimizado para el sensor al que tiene que dar toda la información y, seguramente, sus pequeños defectos como aberraciones y demás estarán corregidos por el software de la cámara, incluso si disparamos en formato RAW (poco a poco voy viendo cómo nos engañan cuando nos dicen que el RAW es un formato crudo).

Su gran problema es el autoenfoque. Por mucho que ajustemos el menú correspondiente, es realmente lento, y en situaciones de poca luz puede que nos entren ganas de tirarla por un precipicio. Pero hay que tener paciencia. Cuando clava el enfoque, es inmejorable. Y la estabilización es impresionante.

Y una pena que los diseñadores de esta gama no hayan tomado un café con los diseñadores de la gama S. Cuando pones la cámara en posición de disparo, y con la mano izquierda rodeas el objetivo, notas algo como una anillo de control. Pero no se mueve. Tocas un botón y sale lo que tú creías que era un anillo. Y te asustas. Vas corriendo al manual y descubres que es una simple tapadera para esconder la rosca que permite poner accesorios ópticos. Una oportunidad desaprovechada.

El manejo

Canon es una de las marcas más sencillas de manejar. Tiene los botones justos y los menús son claros y sencillos. Todo está a la vista. Y en la Canon PowerShot G1X no han abandonado esta política. Si alguna vez hemos tenido una Canon en nuestras manos, sabremos controlar esta cámara.Y es agradable encontrar cosas conocidas.

La rutina que tengo para disparar con este tipo de cámara es cogerla con las dos manos y olvidarme del visor óptico, que es pequeño, poco luminoso y con un fuerte error de paralaje (lo que ve no corresponde con la visión del objetivo). Componer  la imagen, enfocar y ajustar el histograma, retener de alguna manera la exposición (acordaros de la incómoda posición de dicho botón) y disparar.

Pues con este modelo resulta un poco difícil. ¿Por qué? Porque el disparador es muy sensible y parece haberse olvidado de ajustar las dos posiciones básicas. Una para enfocar y medir la luz y otra para disparar. Tan pronto como lo aprietas, la fotografía se graba en la tarjeta SD. Hay que tener mucho tacto para evitar los disparos accidentales. No sé si es algo que se pueda solucionar en el taller, o es un problema de la unidad que tenemos, pero es llamativo.

Conclusión

Toda la vida he trabajado con Canon. Mi primera cámara fue Canon. He tenido la G9, la S95, muchas IXUS... la cámara réflex con la que trabajo ahora también lo es, y no la cambiaría por nada pues me parece excepcional. Y aunque no soy un fan incondicional, me duele decir que con esta cámara se han equivocado. Es lenta enfocando, no destaca por la calidad del vídeo, y el sensor es bueno, pero está lejos de los otros que tanto éxito están cosechando.

La cámara parece una respuesta rápida ante la avalancha de las EVIL. Como no han tenido buen resultado, han sacado la EOS M, que esperamos probar pronto, y esta se ha quedado en tierra de nadie. Por detrás, además, tiene la G15 (muy buena, me consta). Qué valiente sería sacar una cámara similar a la Fuji X100, por ejemplo, inspirándose en sus míticas Canon S-II.

Y su grandísimo problema es el precio estratosférico que tiene (alrededor de 760€). Si costara mucho menos, estaría mejor valorada. Mientras tanto, hay otras opciones mejores dentro de la marca, y fuera de ella, por supuesto.