La fotografía no es únicamente una herramienta artística sino también una poderosa arma para mostrar la verdad. Estamos acostumbrados a pensar en la segunda guerra mundial como uno de los momentos en que la fotografía comenzó a servir para revelar los horrores de la guerra y que no fue hasta Vietnam que las fotografías publicadas ayudaron a cambiar el curso del conflicto.

La verdad es que en la primera guerra mundial ya existieron fotografías que revelaron el verdadero rostro de la guerra, más allá de los afiches patrióticos y las relatos de valentía. Al finalizar la primera guerra mundial apareció el libro Krieg dem Kriege (La guerra en contra de la guerra) de un autor anónimo que publicaba fotografías nunca antes vistas de la guerra.

Las imágenes estaban acompañadas con textos irónicos, extraidos del lenguaje de la propaganda de guerra: Campo de honor acompaña el cadáver de mutilado de un hombre, La Tumba del héroe una montaña de cuerpos destinados a una fosa común.

Imagínense el horror y la sorpresa de todos los países involucrados en esta guerra al observar estas horribles escenas. Ellas atentaban contra los principios de la guerra, con ejecuciones sumarias, así como contra los valores religiosos y humanos. Escenas de la destrucción en el campo de batalla, pero también de los heridos con los rostros deformados por la violencia.

Muchas de las escenas de este libro son muy fuertes, incluso para estándares actuales. En la galería al final del artículo sólo se encuentran unas cuantas de estas imágenes. El resto pueden ser vistas en este museo militar de fotografía, bajo advertencia.

El libro también se publicó en el exterior esta vez si con el nombre del autor Ernst Friedrich, miembro del partido social demócrata en 1916 y miembro y organizador de movimientos anti-milistaristas y anarquistas. En los años 20, Friedrich ya era conocido en Berlín como pacifista y autor del libro “La guerra en contra de la guerra”, y logró fundar el Primer Museo Internacional en Contra de la Guerra: “Anti-kriegs-museum”.

Con la llegada de los Nazis, Friedrich empezó a ser perseguido y acabó en varias ocasiones en la prisión. En 1933 el Museo en contra de la guerra fue destruido por la SA (la milicia creada por Hitler anterior a la SS); y para añadir insulto a la destrucción, el edificio donde se encontraba el museo se convirtió en un punto de encuentro para la SA y en una de las más notorias cámaras de tortura de Berlin.

Años después, con las compensaciones entregadas por Alemania Friedrich, convertido en ciudadano Francés, compró un terreno cerca de Paris y fundó “Ile de la Paix”, un espacio de encuentro para jóvenes franceses y alemanes.

Sus fotografías son sencillas y francas. Escenas en ocasiones de acción, como las voraces llamas de un incendio, otras veces inmóviles volviendo sombras y luces cuerpos deformados, huesos y cráneos humanos. Estas imágenes inspiraron a artistas como Otto Dix y siguen siendo un gran ejemplo de fotografía de guerra y del poder que una imagen puede tener.

Via: "War Against War"

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: