Allá por 2010 les contamos algo sobre Freelensing, una técnica que consiste en desacoplar el objetivo de la cámara para obtener un mayor desenfoque y los efectos que normalmente podemos conseguir con lentes descentrables o tilt-shift. En su momento les hablamos de los riesgos que puede traer acarreados la práctica de esta técnica, como por ejemplo, lo peligroso que puede ser someter al sensor a una exposición que lo deja como juego libre para suciedad y otras partículas dañinas. Sin embargo, un artículo reciente de Sam Hurd en PetaPixel nos puede llegar a hacer atrever un poco más.

Primero y principal, veamos cómo podemos conseguir el efecto de freelensing.

Desacoplar el objetivo de la cámara, preferentemente en un ambiente controlado donde no expongamos el sensor a elementos peligrosos.

Ajustar el objetivo en el difragma más abierto posible para poder obtener velocidades más altas. Al tener poco control de la cámara sin el objetivo acoplado, las velocidades lentas no son una buena idea en esta técnica.

Poner el objetivo delante de la cámara, donde habitualmente se encontraría si no estuviese desacoplado.

Mover el objetivo unos cuantos milímetros hacia los lados para ver los distintos efectos. Los efectos serán distintos dependiendo de la forma en que lo movamos. En este sentido, todo dependerá de lo que nosotros creamos conveniente para una determinada toma. Si el objetivo está más separado de la cámara, se pueden obtener macros interesantes, por ejemplo. Además, al tener el objetivo separado, se pueden producir algunos filtrajes de luz que pueden ser interesantes en el resultado final.

Esto es, en definitiva, el esqueleto principal del freelensing. El fotógrafo Sam Hurd también lo llama “poor man’s tilt shift”, el tilt shift del hombre pobre, cuando no tenemos un objetivo especialmente dedicado a este efecto. Obviamente, requiere mucha práctica para poder dominarlo. Y Hurd lo lleva todavía más lejos con su interpretación personal de esta técnica.

Hurd se sentía limitado cuando movía el lente desacoplado en frente de la cámara, no encontraba el espacio suficiente para moverse. Lo que buscaba era ángulos de enfoque extremos y poder hacer algo más loco con sus fotografías. Quería que sus imágenes fueran únicas, y completamente orgánicas. Por eso, hizo algo que para nosotros puede ser considerado una locura. Rompió un lente para hacerle caso a su capricho.

El equipo usado por Hurd fue un Nikon 50mm f/1.8, seleccionado porque la distancia focal de 50mm es perfecta para “su forma de ver el mundo” y que es una distancia ideal para poder enfocar en su líena de trabajo. Por otro lado, el respaldo del 1.8 es más pequeño, por lo que permite tener más movimiento.

Para poder enfocar mientras estamos en medio del freelensing, el foco de Hurd estaba seteado en infinito (también en parte porque estaba usando un lente roto) y el fotógrafo movía el lente adelante y atrás. Esto requiere mucha práctica pero vamos a verlo perfectamente en el viewfinder.

¿Ha tenido problemas Hurd? La verdad que no. Limpia sus sensores habitualmente usando productos especiales, y recomienda que seamos ágiles y rápidos a la hora de practicar freelensing. Para Hurd, es una forma ideal de conseguir maneras baratas y fáciles de obtener más de nuestro equipo, cosas que no pensábamos que podían ser posibles.

Todas las fotos por Sam Hurd

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