Ayer hubo en Madrid una reunión de fotoperiodistas, organizada por Ron Havana 7. El objetivo es unir a los grandes conversadores y contadores de historias. En este primer encuentro, han juntado a algunos de los mejores fotógrafos españoles para que cuenten sus experiencias a todo el público asistente.

La idea de la fundación de la conocida marca de ron es muy buena, y sólo le hace falta pulir algunas cosas, que fallaron seguro por ser la primera de muchas reuniones, como empezar hora y media tarde o los problemas con el sonido o con las proyecciones. El público agradeció los agasajos, como las bebidas y la rica comida cubana que sirvieron en pequeñas bandejas, o el excelente grupo de música que entretuvo durante la espera.

Cuando por fin comenzó el acto, proyectaron imágenes del excelente documental sobre Enrique Meneses, Cien miradas, que podemos disfrutar todos en la página web del reciente fallecido. Cuando terminó, todos reconocieron la figura de uno de los más importantes fotoperiodistas españoles, rescatado del olvido gracias a Gervasio Sánchez, que también estuvo muy presente. Podría decirse que es el referente actual de los fotógrafos de prensa españoles.

La escenografía del encuentro, acorde con el espectáculo de cabaret que se presenta en el teatro, dispone al público en mesas alrededor del escenario donde se sentaron, en cómodos sofás de cuero, los ponentes: Samuel Aranda, World Press Photo 2011; Javier Bauluz, premio Pulitzer; Fernando Moleres, premio Tim Hetherington de la fundación World Press Photo y la ONG Human Rights Watch; y Alfons Rodríguez, premio Godó de Fotoperiodismo.

Durante largo tiempo, y como si fuera una reunión de amigos sin el público delante, fueron hablando y contando sus experiencias, sus ideas y cómo está hoy en día la situación en esta profesión, donde conseguir una foto puede suponer encontrarse con la muerte. Todos ellos son profesionales curtidos en las situaciones más complejas y difíciles de la tierra. La guerra, el dolor y las injusticias no son desconocidos para ellos.

Veamos algunas de las reflexiones que fueron compartiendo a raíz de las preguntas que les iba haciendo el moderador, mientras sus obra se iba proyectando:

  • La fotografía es un arma social que permite denunciar situaciones injustas que viven los más débiles. Con la fuerza de la imagen se pueden conseguir grandes cosas.

  • El fotoperiodismo es el altavoz que tienen aquellos que no son escuchados. Por ejemplo, el trabajo sobre los desahuciados de España de Samuel Aranda y que tantas ampollas ha levantado desde que se publicó en el New York Times.

  • Para ejercer este trabajo hay que tener vocación y pasión. Siempre es un trabajo en el que se dispone de pocos medios. Si eres capaz de superar todas las durezas y problemas, entonces podrás ser fotoperiodista.

Una de las grandes emociones es ver tu fotografía publicada en los medios y que la gente de la calle hable y comente sobre ella.

Como dijo una vez Enrique Meneses, la fotografía es 70% de paciencia, 20% de profesionalidad y un 10% de potra.

  • Un buen fotógrafo sabe cuándo tiene la foto buena, nada más disparar. Pero ese sexto sentido se ha atrofiado ahora con el auge de la fotografía digital.

  • Desgraciadamente, el fotoperiodismo sólo vende si la noticia es trágica, si se ofrece el horror con toda sus crudeza. Pero no es algo obligatorio y un gran reto es buscar fotografías positivas. Gervasio Sánchez es un gran ejemplo. Con su trabajo Vidas minadas empezó en el horror, pero con los años ha dado esperanza a todos los que sufrieron las mutilaciones.

  • No puedes permanecer impasible ante lo que te rodea. Tienes que fotografiarlo para denunciar, pero luego es importante implicarse en las cosas y colaborar con fundaciones y ONG. Es lo único que va a permitirte acercarse a los temas con honestidad y sinceridad.

  • Por supuesto, las buenas fotografías se consiguen con esfuerzo. No tiene sentido pagar para conseguir una imagen potente. Dedicarle tiempo es lo mejor que podemos hacer para conseguir imágenes que se fijen en la retina.

  • Y recordar que Photoshop no es el demonio de la fotografía, sólo lo es su mal uso. Engañar en el revelado es uno de los mayores pecados del fotoperiodista.

Todos estos consejos pueden servir para empezar a entender este mundo que una vez te atrapa, pocas veces te deja escapar. Pero hay que estar siempre atento y volver a casa. Algo, que dado la situación mundial, cada vez es más difícil. Pero que triste sería si nadie fuera capaz de arriesgarse con una cámara la hombro.

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