El fotógrafo de Copenhagen, Lukas Renlund, probablemente tenga el récord de la exposición más corta del mundo. Steal my photograph fue una exposición fotográfica callejera que, a menos de un minuto de abrir, cerró rápidamente debido a que todas las imágenes fueron desmontadas y robadas. Pero esa era la idea. Steal my photograph incitaba a todos los asistentes a pasar por allí, robarse un cuadro y luego enviarle una fotografía al autor del cuadro colgado en una pared.

El proceso fue rápido; algo de fila se formó y tras la orden del autor, todos corrieron a obtener su pieza, dejando la pared vacía al instante:

Pocas semanas después el publico ladrón cumplió con su parte y comenzaron a aparecer los resultados. Cada de una de las fotografías ahora se están mostrando en paredes ajenas, cumpliendo con el fin de la campaña. ¿Una idea original? Tal vez, aunque más que un buen proyecto fotográfico, es una excelente manera de hacer autopublicidad.

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