Muchos son los que han escrito a los que empiezan en alguna profesión, dándoles consejos de todo tipo y condición. Unos han sido más afortunados que otros. Pero todos están llenos de buenas intenciones: enseñar a los demás el camino que han seguido para ser como son.

Yo no soy un fotógrafo de éxito, y la crisis me está golpeando fuerte, pero sí que tengo clara una cosa: amo la fotografía, porque me ha dado muchas cosas, desde conocer a muchas personalidades que guardaré siempre en mi memoria hasta viajar a muchos lugares que no hubiese podido conocer si no es por la cámara que llevo anclada en el cuello.

Nadie se hace abogado por afición, ni médico tras practicar en la infancia. La fotografía, al igual que la cocina, la pintura o cualquier forma de expresión, tienes que haberla mamado desde pequeño, o al menos haberte picado la curiosidad en la adolescencia. Da igual cuando te decidas a estudiar los principios de la imagen, pero tiene que haber algo en tu interior que te mande detener el tiempo desde que eras pequeño.

Tus primeras fotografías te parecerán geniales. Y a tu familia aún mejores. Y si te atreves a enseñárselas a los amigos, te alabarán y serás el fotógrafo del grupo. Tu entorno es necesario en este momento. Te dan lo más importante: seguridad. Pero huye pronto de sus opiniones. ¿Por qué? Te quieren ver feliz y cualquier cosa les parecerá buena. Cuenta con ellos pero olvídate de sus alabanzas.

Si quieres empezar a aprender, ve a una librería o una biblioteca y busca libros de fotografía, libros en los que otros se han expresado ya con un lenguaje visual pleno. Cartier Bresson, Ansel Adams, Brassaï, Sebastiao Salgado... Fotógrafos consagrados, con vidas míticas que cautivan por sus magistrales fotos. Ahora no es el momento de Avedon, de Robert Frank o de Walker Evans, que pueden parecer malos o demasiado sencillos.

Empieza a pisar museos, salas de exposiciones y galerías... Serán tus nuevas clases, tus aulas de conocimiento. Fíjate en el uso de las formas y de los colores, pregúntate por qué eligen ese encuadre y no otro. No pases de una imagen a otra sin haber analizado y memorizado todo lo que has visto. Incluso si no te gusta. Más que nada para no caer en lo mismo en tu trabajo. Date cuenta de que puedes aprender de todo. No hay nada más triste que un fotógrafo autosuficiente, sin ganas de conocer el trabajo de los demás bajo excusas absurdas.

Internet es la biblioteca soñada por Borges. Tienes la inmensa suerte de aprender con una enciclopedia al alcance de la mano, en tu propia casa, y donde puedes comunicarte con todo el mundo. Internet no es sólo redes sociales y un centro de descargas, es una fuente de conocimiento única que nunca había existido antes. Tenemos la obligación de sacarle todo el jugo. Y si buscamos en las páginas de fotografía, es imposible ver toda la información que hay en una vida. Así que céntrate y busca lo que más te interese.

La teoría no está reñida con la práctica. En el mundo de la fotografía tienen el mismo valor e importancia. Haz fotos en cualquier lugar, a cualquier hora... nunca será suficiente. Como estás empezando tienes que buscar tu lugar, tu estilo, tu forma de ser detrás de la cámara. Ahora descubrirás si sirves para el paisaje, para la fotografía callejera o para el mundo conceptual. Y no sufras si no te atreves a disparar a la gente en la calle, o te aburre perderte por la montaña... estás buscando tu destino fotográfico y mejor darse cuenta ahora, cuando tienes tiempo y no dependes de una imagen para comer.

Hasta ahora no he hablado de la cámara que hay que tener ni de la técnica que hay que dominar. Lo primero y lo último es aprender a mirar. Y luego tener un dominio tal de la técnica que te permita olvidarte de ella mientras disparas o revelas. Y la cámara da igual. Lo importante es que te sientas cómodo con ella. Nada más. Huye como alma que lleva el viento de la publicidad. Ellos saben lo que tienen pero no lo que te interesa.

Y para terminar, busca buenos profesores, mejores fotógrafos y personas que no puedas olvidar nunca. Ellos son los que te enseñarán a expresarte, a encontrar nuevos referentes y te animarán a fotografiar con oficio. Lo más importante, no dejes de trabajar nunca. Levántate pronto, acuéstate tarde y busca siempre la mejor fotografía. Y disfruta de la vida.

 

 

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