Este curso que iniciamos ahora en ALTFoto busca conseguir que el fotógrafo digital, que tiene las nociones básicas de edición de imágenes, logre los mejores resultados con el programa estrella de Adobe.

Si estás leyendo este curso que ahora empezamos, es hora de olvidarse de los modos automáticos, del formato jpeg, de la edición destructiva, de quedarse en blanco cuando el ordenador o en una tienda nos pregunta algo referente a la gestión del color... Cuando se quiere calidad, hay que meterse a fondo en los entresijos del programa de edición para conseguir resultados equiparables al proceso tradicional. El objetivo es ir paso por paso para mejorar nuestras fotografías reveladas en un ordenador y tener en cuenta todo lo que rodea a la imagen digital: la cámara, el escáner, la impresora... Antes de empezar, veamos cómo es el laboratorio digital.

El laboratorio digital

El mundo digital no tiene por qué variar nada de la concepción que tengamos a la hora de disparar. El ordenador es un laboratorio fotográfico. Es la misma historia, distinto nudo pero igual final: una buena imagen.

Y no hay que olvidar que somos fotógrafos, no diseñadores gráficos. Es muy fácil caer en la confusión, pues Adobe Photoshop (a partir de ahora Ps) tiene varias funciones que permiten hacer cosas imposibles para una cámara, muy atractivos pero con un lenguaje muy distinto. La fotografía sigue dependiendo de nosotros, no de las máquinas.

Hay que tener mucho cuidado con la seguridad. La fotografía digital no deja de ser información de unos y ceros intangibles que desaparecen con un virus o con un corte de luz. Hay que seguir siempre un protocolo para evitar problemas:

  • Hacer las fotografías:
  1. Ajustar la máxima resolución real.
  2. Desactivar el software de edición de la cámara.
  3. Mirar siempre el histograma.
  • Descargar las imágenes en el ordenador.
  • Copiarlas en dos discos duros, por lo menos.
  • Borrar la tarjeta en la cámara.

Ps depende de nuestra sabiduría para sacarle más o menos partido. Es un programa que permite resultados profesionales si sabemos cómo hacerlo, no basta con unos cuántos golpes de ratón sin saber lo que estamos haciendo. Y no es necesariamente complicado. Lo difícil es hacer buenas fotografías.

Primer paso

Uno de los grandes problemas del mundo digital es el color. Los ojos se acostumbran a la pantalla y pueden jugarnos malas pasadas. Tendríamos que calibrar todos los dispositivos: cámara, pantalla y por supuesto, la impresora. En el mercado hay muchos programas y aparatos de calibración de pantallas, pero siempre podemos utilizar el que incorpora el sistema operativo que usemos que, aunque no es infalible, es mejor que nada.

Antes de empezar a revelar nuestras fotografías deberíamos hacer gestión de color, o dicho de otra manera, conseguir que lo que veamos por la pantalla del ordenador sea lo más parecido a lo que veremos en el papel. Hay que tener en cuenta que el color digital tiene distintas formas de ser entendido según el dispositivo (en la cámara depende de unos filtros, en la pantalla de los fósforos y en las impresoras de las tintas), y tenemos que conseguir que se entiendan lo mejor posible:

  • Con el programa ya abierto, vamos a Edición>Ajustes de color... (ctrl-Mayús-K), para activar el cuadro de diálogo Ajustes de color.

ajustes-de-color-PS

  • Seleccionamos todas las opciones marcadas en el gráfico. Así conseguimos adaptarnos a un espacio de color pensado para la fotografía. Explicar todos los apartados sería muy extenso, además ya lo hemos contado en otro artículo. Con dejarlos como aparecen en la ilustración, tendremos la seguridad de ver de forma coherente el mismo rojo en cualquier monitor o copia.

 

 

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