No todo fue tan fácil como lo hacemos hoy. Imprimir fotografías, si es que alguno conserva ese buen habito, consiste en enviar imágenes a un servidor y pasarlas a buscar al día siguiente. El proceso del medio es bastante difuso para la mayoría, pero tampoco es espectacular. Las fotos en papel salen de las impresoras como si de un documento se trataran y todo el proceso analógico anterior quedo en el olvido.

No estoy discutiendo la comodidad de la modernidad, al contrario, me encanta. Pero descubrir cuales eran los procesos del pasado me hacen admirar aun más los trabajos de los fotógrafos antiguos.

La platinotipia es uno de esos ejemplos del pasado que te hacen contemplar hasta donde hemos llegado hoy. Se trata de un proceso de copiado que utilizando sales de platino y hierro producen imágenes de altísimo rango tonal. Por esta razón, las imágenes son extremadamente fieles al original (o el negativo), fundamento que los fotógrafos de 1830 utilizaron como excusa para determinar a este tipo de revelado como el más fiel y noble de la fotografía.

Hace más de un siglo que el papel de la platinotipia no se fabrica más, pero el mismo resultado se puede alcanzar con procedimientos artesanales, más trabajosos pero a la vez más satisfactorios. Adam's process es un vídeo donde el fotógrafo Adam Trevillian repasa esta técnica, con retratos de familiares y amigos.

Personalmente el momento en que mi sorpresa fue mayor fue al minuto 3:40, cuando la imagen se manifiesta al caer el liquido revelador. Este liquido puede ser mezclado de diferentes maneras, produciendo resultados distintos que en su momento fue la base de la ideología fotográfica pictorialista, convirtiendo al fotógrafo casi en un pintor.

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