Sí eres más que un lector casual del blog, tú afición por la fotografía seguramente será un poco más que sacar fotos en tus vacaciones o cuando te juntas con tus amigos. Probablemente la fotografía sea tu hobbie o profesión, lo cual lleva a una afirmación que nadie podrá negar: nos encanta mostrar nuestro trabajo.

Aprovechando las redes sociales y distintas formas de compartir imágenes que tenemos hoy en día es bastante fácil hacer llegar nuestras fotografías a los demás. Con algunos clics y un poco de paciencia podemos tener nuestra propia exposición en Flickr o 500px. Un público virtualmente infinito está ahí, disponible y deseoso de contenido. Apenas terminas de subir una fotografía a tú red social favorita cualquier persona en el mundo con una computadora y acceso a Internet puede verla. Lo cual crea un problema subjetivo: la obsesión por las visitas.

El contador de visitantes de la fotografía se vuelve nuestra obsesión, cómo sí fuese el informe de saldos de nuestra cuenta bancaria. Sí no tengo muchas visitas, ¿significa que mi fotografía es mala? ¿porque aquellos que yo juzgo cómo malos fotografos tienen más visitas que yo? ¿ese número tiene relación directa con la calidad de mi trabajo?

Sinceramente no creo que ese número importe mucho o tenga mucha relación con nuestra capacidad de tomar fotografías. Claro que un número importante puede subirnos el ego y hacernos sentir bien, pero a fin de cuentas no significa nada, ni tiene un valor a futuro. Piensalo cómo una exposición en una galería de arte real. Sí al menos 50 personas su dignaran a visitar tú muestra, te sentirías increíblemente halagado. Ahora piensa que cualquier foto tuya en Google+ tiene la misma cantidad de visitas. ¿No es tan excitante, verdad?

Por más que esas 50 personas que visitaron nuestra exposición ficticia sean las mismas que ingresaron a ver nuestra foto en la red no nos sentíamos igual. Somos humanos y del contacto necesitamos. Un frío número junto a tú foto no significa nada. Carece completamente de la calidez humana y no representa más que una transferencia de bytes a lo largo de la red.

Pero hay una medida que es ligeramente comparable a la visita física: el comentario. Que alguien se digne a dirigir sus dedos a escribir un pequeño párrafo con respecto a tú fotografía es más valioso que mil visitas en el contador. Haber movido a una persona a que se tome unos segundos y te felicite llena mucho más que haber subido la imagen a cuanto grupo de Flickr hayas encontrado y hayas tenido miles de visitas por rebote.

Los comentarios acercan un poco a las humanos, son más personales y acortan esa distancia que impone lo digital. Tal vez 3 o 4 comentarios en una fotografía tuya, incluso criticas, tienen un mayor valor subjetivo que 10.000 visitas y ninguna opinión. Deja de mirar ese contador y focalízate más en lo que te dicen aquellos que visitan tu fotografía.

Pueden dejar un comentario aquí debajo para hacerme sentir bien.

Foto: Micah Taylor

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: