La tecnología, al menos a mi, no deja de sorprenderme. Día a día anunciamos sensores más grandes, cámaras más versatiles y sistemas más inteligentes. Y es esta última parte lo que más me hace asombrar. Hablemos del reconocimiento facial, por ejemplo. Puedes subir una fotografía cualquiera a tú red social favorita e inmediatamente está comenzará a hacer algo que pocos años atrás era impensable: buscar (y reconocer) humanos en una fotografía.

Picasa, el visor de imágenes de Google, es más impresionante: no sólo busca humanos en las fotografías, sino que también aprende sus rostros y los identifica correctamente, con nombre y todo, cuando los ve en otras imágenes. Sin duda es una función curiosa, divertida y útil, pero en cierto punto comienza a ser un riesgo para nuestra privacidad. Sí un usuario común tiene acceso a está tecnología de manera gratuita, ¿que otras habrá escondidas, en manos de gobiernos o empresas sin una ética clara?

Claro que para la mayoría de los mortales ser identificados por un software de manera visual no significa un riesgo, mientras mantengamos un camino derecho en nuestra vida, pero no cabe dudas que sistemas cómo este pueden ser utilizados con fines dañinos, de espionaje o que simplemente vulnera nuestro derecho de permanecer en el anonimato.

Esconderse de miradas indiscretas no es algo nuevo y se practica desde hace tiempo. Un buen ejemplo es el uso de los patrones Dazzle en la primera guerra mundial aplicado a objetos más grandes que un humano: un buque de guerra, por ejemplo. El acercamiento al camuflaje de está tecnología era más bien a la inversa de lo que uno se puede imaginar: en vez de hacer algo menos visible, consistía en hacerlo más visible pero confuso. Los patrones Dazzle, unas lineas blanco y negro alternadas, hacían que un barco enorme fuese difícil de calcular su tamaño y, más importante aun, su trayectoria. En tiempos donde el ataque se preparaba a ojo, confundir al encargado de proyectar la trayectoria resultaba muy efectivo. El hecho de no poder saber correctamente su tamaño y hacia donde se mueve lograba que disparar torpedos o misiles se vuelva inútil o con resultados muy azarosos.

CV Dazzle es una aplicación de los patrones Dazzle, pero con la idea de confundir a los sistemas actuales de reconocimientos de rostros. Al ubicar lineas y formas alternadas en el rostro de una persona, el sistema de reconocimiento es confundido y tiene serios problemas en reconocer si allí hay o no un rostro. Tal como cuentan en el blog de Fabio, esta implementación es una forma legal, una zona gris, de saltarse los controles por reconocimiento de imágenes. Un pasamontañas definitivamente hará llamar la atención de cualquier guardia de seguridad, los anteojos están prohibidos en ciertos lugares pero el maquillaje, por más extravagante que sea, esta aceptado.

Computer Visual Dazzle esta siendo desarrollado en la Universidad de Nueva York y sus resultados son bastante interesantes. Con algunos retoques, algunas marcas en el rostro y el pelo acomodado de cierta manera, los sistemas de reconocimiento facial fallan y tienen falsos positivos. El siguiente vídeo muestra su efectividad ante el sistema aplicado en Facebook:

Por ahora se trata de un concepto, una idea en desarrollo, pero tal vez en un futuro sea una implementación valida para evitar esos taggeos embarazosos en las redes sociales...

Fotos: CV Dazzle | Stewart Bale

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: