…y no te atrevías a preguntar

El otro día os hablábamos en ALTFoto de varios accesorios de iluminación con los que comenzar a realizar fotografía en estudio, entre ellos las softboxes. Las softboxes (en español cajas de luz) se han convertido en un accesorio indispensable para la fotografía de estudio, pero su gran variedad y multiplicidad de usos despistan hasta a los entendidos y suelen generar rechazo a la hora de hacerse con una. Pero las cajas de luz no vienen de otro planeta  y comprenderlo todo sobre ellas es mucho más sencillo de lo que parece.

La aparición de las primeras cajas de luz se remonta hasta 1915, cuando Gene Kester aplicó sus conocimientos de arquitectura para construir lo que sería la primera softbox. Sin embargo, la idea de utilizar luces difusas ya se había experimentado en el cine unas décadas antes, colocando paneles traslúcidos que obstruyeran el paso de la luz y dieran efectos de iluminación suaves.

¿La caja de luz se come?

El término caja de luz es exactamente lo que su nombre indica: un espacio cerrado dentro del cual existe una fuente de luz. La bombilla que se encuentra en el interior pasa a través de una o varias capas de material difusor, y la luz que consigue escapar será, por tanto, difusa, y por tanto será idónea para la fotografía en estudio (que suele huir de las luces duras). Están fabricadas con materiales cada vez más ligeros e incluso las hay plegables. Existen variedad de formas y tamaños.

¿Para qué la utilizo?

Las cajas de luz tienen dos finalidades 1.    Luz de relleno: cuando ya tenemos una fuente de luz principal (como el sol) utilizaremos la caja de luz para reducir el contraste, de este modo restaremos dureza a las sombras en el objeto fotografiado. 2.    Luz maestra: la caja de luz será nuestra principal fuente de luz.

Como podéis observar en esta fotografía, al utilizar la softbox no es que eliminemos del todo las sombras, sino que conseguimos reducirlas y hacer que las facciones parezcan más armónicas y más suaves. Esto se da tanto en  interiores como en el exteriores.

Como hemos dicho, las cajas de luz son una de las herramientas preferidas de los fotógrafos, y esto se debe a que encajan en la mayoría de circunstancias. No hay nada como una caja de luz para dar vida y glamour a cualquier tipo de fotografía, así que su versatilidad es un motivo para tener una en tu equipo. Te serán útiles para moda, fotografía gastronómica o retratos.

¿Dónde las podemos usar?

No pasa nada si no tienes un estudio. Lo que se busca en una caja de luz (o al menos lo que se buscaba en sus orígenes) es que se su luz sea lo más parecida posible a la de una ventana con orientación norte. Desde hace tiempo los fotógrafos se dieron cuenta de que la belleza de la luz del norte  era distinta, y casi cualquier estudio de fotografía desde 1850 hasta 1930 tenía una habitaicón con una gran ventana para tirar retratos. Como las podemos llevar a donde queramos prodemos producir luces del norte siempre que queramos. Aunque un estudio es el lugar perfecto para utilizarlas (puesto que controlamos en todo momento la luz y ésta es uniforme)  si tenemos una espacio en una habitación con una pared blanca o un croma también podremos hacer fotos muy profesionales.

Fotos: Shortcourses/ Mr. Hv

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