Hace un tiempo ya se estila que las grandes cadenas de supermercados tengan su propio laboratorio de revelado veloz, que permite imprimir las fotografías que lleves en pocos minutos o incluso un álbum completo mientras te vas de compras. Originalmente la idea surgió de los one-hour photo que prometían tener tu rollo analógico revelado en tan solo una hora, justo al momento que finalizaras las compras del mes.

Walmart no esta por fuera de este negocio y la lectora de The Consumerist Jessica recurrió a ellos para revelar las fotografías de su amiga fallecida. Utilizó el proceso de revelado online, por lo que subió las fotos al servidor de la cadena y luego procedió a buscarlas.

Mayor fue su sorpresa cuando el supermercado se negó a entregar las fotografías reveladas si Jessica no les mostraba algún tipo de permiso de copyright por escrito. Resulta que la amiga fallecida de Jessica era una fotógrafa profesional y para los empleados de laboratorio de Walmart esas imágenes resultaban "demasiado profesionales" como para entregarlas sin pedir ningún tipo de autorización por parte del supuesto autor.

Las fotografías ya estaban pagadas y reveladas, pero aun así exigían ver algún tipo de documento que certifique su autoria, permiso o habilitación para ser impresas. Jessica tan solo recibió esas imágenes por mail, que fueron enviados por el esposo de su amiga fallecida, en el intento de hacer más agradable su funeral y hacer que su cuerpo se lleve con ella algo de su pasión en vida.

Incluso pidieron ver algún permiso para unas imágenes que habían sido tomadas en un estudio profesional, allá por los años '70. En palabras de Jessica:

No había ninguna marca indicando donde habían sido tomadas y ademas la madre de mi amiga me las había enviado. Ella había pagado por las fotografías el día que fueron tomadas, las escaneo y me las envió por mail la semana pasada. ¿Como se supone que voy a obtener permisos de copiado para cada imagen?

Evidentemente las leyes de copyright están pasando ciertos limites. O simplemente los empleados de la cadena (y específicamente los encargados de ese laboratorio) carecen de algo de sentido común. ¿Quienes son ellos para poner a prueba las leyes de copyright y defender los derechos de un fotógrafo muerto? Si Jessica estuviese realmente cometiendo un crimen, ¿tanto miedo tienen de ser juzgados como participes de tal, siendo que ella es la autora final de la supuesta transgresión?

The Consumerist le ha recomendado a Jessica pedir un reembolso debido a que ha pagado por un servicio que no fue cumplido. Ella por su parte planea imprimir las fotografías con la impresora de su casa.

Foto: Jim

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