Por un momento pongámonos el gorro de Nostradamus y juguemos un rato a mirar hacia el futuro. Arriesguemos hacia donde apunta nuestro hobbie favorito y hagamos una proyección de su evolución de la fotografía, al menos en el ámbito de compartir y mostrar nuestras fotografías. Seamos Nicholas Negroponte por un momento e imaginemos que será del futuro de las cámaras, las imágenes y la era digital.

El flujo de bits para compartir imágenes hoy en día se divide en dos grandes grupos: el de las cámaras tradicionales y el de los móviles con cámaras. El primer grupo, el mas "viejo", requiere tomar la fotografía, descargar las imágenes en algún dispositivo con conexión a Internet, elegir la red social favorita y luego proceder a enviarlas. Es un proceso simple; el tiempo y las interfaces intuitivas lo han hecho así, y no exige demasiado tiempo, aunque el factor inmediatez es ligeramente aniquilado.

El otro grupo, el "moderno", viene de la mano de los teléfonos móviles, donde sus medianamente decente cámaras permiten tomar fotos medianamente decentes, con el beneficio de tener una conexión a Internet inmediata, incluso gestionada a través de aplicaciones propias de las redes sociales, por lo que al disparar inmediatamente las imágenes son enviadas a los servidores de estas y publicadas al instante, sin intervención extra del usuario.

En esta perspectiva, es claramente obvio que ambas tecnologías se fusionarán en algún momento, o al menos cada uno tomará una parte de la otra. La instantaneidad de la telefonía móvil llegará a las compactas y reflex y la calidad de imagen de estas llegará a la telefonía móvil. Pero lo interesante, ya que al menos yo soy un disparador nativo reflex más que móvil, es como será el ingreso de la instantaneidad a las cámaras compactas, semi-profesionales y profesionales.

Actualmente existe un cierto acercamiento a esta instantaneidad y se da a través del uso de tarjetas Eye-Fi. Las tarjetas SD Eye-Fi permiten transferir sin cables las imágenes alojadas en ella a cualquier servidor y con un simple programa enviarlas a cualquier red social. Esto es real y utilizable, pero quita cierto margen al fotógrafo, ya que pierde control sobre la edición de la imagen y la manipulación RAW que tanto nos gusta.

Mi apuesta, mi predicción, es que la instantaneidad llegará solo a las compactas, al menos en cuanto a su publicación inmediata en redes sociales. El futuro de las compactas será la tecnología WI-FI integrada o la disponibilidad de conectarlas a una red 3G o similar, a través de una tarjeta SIM. Seguramente tendrán algún programa integrado de edición básica donde se podrá cortar la imagen, agregarle algunos efectos y darle un toque final, para luego enviarlas a tu red social favorita.

El mercado de las cámaras semi y profesionales encuentro complicada la inclusión de esta tecnología por el hecho citado anteriormente: la manipulación posterior. Puedo entender que se utilice este servicio no para el envío de imágenes a Facebook, por ejemplo, sino para que se resguarden automáticamente en un servidor privado del fotógrafo, evitando tener que descargar la tarjeta y obteniendo una capacidad virtualmente ilimitada.

¿Que opinan ustedes? ¿Es muy descabellada esta idea? ¿O será la próxima tecnología que veremos?

Foto: John Trainor

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