Cuando comencé mi carrera fotográfica amateur todo era mas sencillo. De la mano de una simple Canon Powershot A720 podía tener toda una maquinaria tomadora de fotos que cabía en la palma de la mano, el bolsillo de cualquier jean y dentro de una fundita muy precaria, en mi mochila. Guardarla una vez terminado el día suponía simplemente ponerla en un cajón, si, un cajón de escritorio, envuelta en su precaria fundita. Al ser un equipo compacto cualquier lugar que la dejara estaba bien, mientras estuviese al resguardo del polvo, la humedad y la luz directa del sol.

Hoy, algunos años después de esa pequeña Powershot estoy acumulando suficiente equipo como para que un simple cajón no sea suficiente. Ademas de que, sinceramente, guardar una DSLR que vale mi sueldo completo (y tal vez algo mas) en un cajón me resulta demasiado descuidado. Durante un tiempo recurrí a un estante del armario, donde colocaba mi cámara, mis lentes, deflectores de flash, baterías extras, posicionadores GPS y cables, aunque no resultaba la mejor idea debido a que por alguna extraña razón, los armarios juntan y atraen demasiado polvo.

He estado investigando y el lugar donde dejas tu equipo al terminar de usarlo no puede ser cualquier lugar ya que al tratarse de dispositivos mas complejos y sensibles que una sencilla compacta, su trato debe ser mas cuidado y, en palabras mayores, respetuoso.

La solución mas sencilla y efectiva, al menos al nivel de equipamiento que poseo yo, es una simple mochila fotográfica. Una mochila con una separación principal para guardar tu cámara y unos compartimientos perimetrales donde puedas alojar tus lentes y accesorios es la solución ideal. En primer lugar te asegura que estará a salvo de cualquier golpe, cualquier suciedad y humedad. Con tener tu mochila en una esquina de tu dormitorio estará a salvo y mas segura que en un cajón o un estante. Si agregas algunos sobres de gel de silice te aseguras de que ningún hongo tenga oportunidad de formarse dentro de las lentes.

El segundo punto a favor de las mochilas es que siempre están listas. ¿Tienes un gran evento a fotografiar? Solo toma tu mochila y listo. Claro que a veces necesitaras dejar algún tipo de lente o llevar algo especifico, pero una mochila siempre lista es la receta ideal para nunca olvidarse nada y tener todo tu equipo listo en cuestión de segundos.

Y tu, ¿cómo guardas tu equipo?

Foto: Erica Day

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