Si has tenido la suerte (o las ganas) de disparar en analógico, habrás notado que no es lo mismo que disparar en digital. Mas allá de las diferencias obvias, sea el hecho de utilizar un soporte de tipo químico y los controles manuales obligatorios (en algunos casos), la verdadera diferencia está en la fotografía final. Esto probablemente es lo que mantiene viva a la fotografía analógica: sean los colores, la saturación o el grano/ruido, la fotografía de rollo tiene esa cuestión especial que la hace diferente.

Pero hay una cuestión que la mayoría se pone de acuerdo y es que la respuesta analógica a la sobreexposición es mucho mejor que la digital. Un cielo sobreexpuesto en una película tiene mayores posibilidades de ser recuperado que en su versión digital. Esto se debe principalmente a que un sensor graba información en números, determinando que porcentajes de cada color tiene cada pixel de la fotografía y estos números tienen un principio y un final. Una vez que se alcanza el numero máximo, la sobreexposición total, no hay forma de recuperar esa información excedente.

Un película, como se trata de una reacción química, carece de este tipo de almacenamiento digital y por lo tanto la sobreexposición se mide en la respuesta que tenga a la luz. Por otro lado, si se pudiera cuantificar la cantidad de información que puede "almacenar" un film, este numero seria muchísimo mas alto que la que un sensor podría captar. Empíricamente lo pueden comprobar con algunas fotos analógicas sobreexpuestas y compararlas con las digitales. La sobreexposición analógica no deja de ser molesta, pero es mucho mas sutil que en el caso digital. Estas áreas "quemadas" no afectan tanto a los alrededores, a diferencia de la versión digital que suele lavar y afectar los colores de los pixeles adyacentes.

Debido a esto, Fujifilm desarrolló durante un tiempo un sensor llamado Super CCD que apuntaba a solventar este inconveniente. La idea era sencilla (al menos al nivel de desarrollo): cada fotodiodo se compondría en realidad de dos fotodiodos. Uno seria como el que se utiliza hoy en día, sensible a un tipo de luz determinado y vulnerable a la exposición. El otro, se trataría de un fotodiodo poco sensible, de respuesta baja y que solo las grandes cantidades de luz lo activaría. Por lo tanto, este sensor tendría una sección especial, que se activaría en los momentos de alta exposición, conservando los datos que un fotodiodo común perdería debido al exceso lumínico.

Fujifilm introdujo 8 versiones de este sensor, empezando en 1999, pero nunca llegó a ser una tecnología común mas allá de esta marca, y ni siquiera tuvo mucho éxito dentro de esta. Las razones son inciertas y desconocidas, pero es una verdadera lastima que semejante avance en la fotografía no haya logrado la llegada al publico masivo.

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