Por alguna razón nos gusta fotografiar puertas. Aperturas en el alma de una casa. Pero cuando buscámos estas imágenes casi siempre elegimos puertas viejas, con personalidad, que han vivido y sufrido mucho. Esas puertas le dan carácter a nuestra imágen y hablan de las historias que pueden existir al otro lado, en el interior de ese lugar.

Lewis Baltz en cambio decidió fotografiar otro tipo de puertas. Las puertas y paredes de oficinas y aparcamientos en polígonos industriales. El proyecto de 1970 llamado New Industrial Parks Near Irvine, California tenía 51 imágenes muchas de ellas de frías e impersonales puertas metálicas que contrastaban fuertemente con los muros homogéneos. La geometría de estas formas eran importantes para el fotógrafo así como los contrastes y las texturas.

Fotografiadas con un lente de 35 mm en una cámara de 35 mm por lo general a nivel de los ojos del fotógrafo, Baltz escogía sus motivos para lograr la máxima claridad y precisión y las fotografiaba con un máximo de profundidad de campo. Las imágenes estaban tituladas con información precisa sobre cada lugar, para que el público pudiera regresar al lugar exacto de donde habían sido tomadas.

De esta manera Baltz realizaba un registro del paisaje cambiante de la américa industrial haciendo un énfasis en la monotonía de las construcciones hechas por el hombre. Baltz pertenece al importante movimiento conocido como los New Topographics. Este movimiento surge de una exhibición fotográfica que transforma para siempre la fotografía paisajista. Esta exhibición presentaba imágenes de varias estructuras obsoletas así como paisajes post-industriales hechos por el hombre. Según el catálogo: "Las imágenes fueron despojados de cualquier elemento artístico y reducido a un estado esencialmente topográfico, transportando grandes cantidades de información visual, pero evitando por completo los aspectos de la belleza, la emoción y de opinión." Las fotografías de paisajes que buscan el impacto del ser humano tienen en estas imágenes una fuerte expresión de estos espacios fríos e impersonales a través de los ojos del fotógrafo.

Las imágenes de Baltz no están hechas para verse independientemente, sino en conjunto, alimentándose la una a la otra, reportando el vacío y la aridez del espacio . Estas son puertas cerradas e infranqueables. A diferencia de la vieja puerta de una casa de barrio que nos gusta fotografiar, estas escenas, no hablan de un interior vivo y lleno de historia sino de interiores fríos y vacíos en medio de paisajes desprovistos de vida. Nos cuesta imaginar qué ocurre en el interior de esos lugares. Aquí el contraste de los elementos, la textura rugosa y homogénea del espacio tienen su propia narrativa que habla de la transformación permanente que tienen las ciudades industriales y sus entornos.

Via: Museum of Contemporary Photograhy

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