Si me hubiese encontrado con este vídeo otro día, digamos el 28 de diciembre, hubiese sospechado profundamente de su veracidad pero he ahí que no es el caso. La noticia no es tal pues es algo por todos conocidos que hoy en día llevar una cámara en público, a menos que seas un adolescente fotografiando a tus amigos, te convierte en un ser despreciable a ojos de los que solo ven terroristas y degenerados andar por las calles.

Allí donde se cruzan la incredulidad, la indignación y la rabia por tal comportamiento me encuentro después de ver el vídeo que os traigo y dejo al final del artículo.

Éste es un supuesto vídeo que usan o han usado (parece caduco) para formar policías. Sobre el minuto 4 del mismo y en la inspección visual que el agente debe hacer sobre el vehículo al que acaba de detener hacen mención a todos los objetos sospechosos entre los que se incluyen cámaras, prismáticos o sacos de dormir.

En el siguiente ejemplo mostrado a los futuros policías el objetivo es directamente una joven que simplemente hace fotografías en un lugar que no acierto a identificar. El policía se acerca, la identifica por radio y la invita a dejar el lugar y la captura de fotografías.

Igual resulta que no exageran colectivos como el ya mencionado aquí: I'm a photographer, not a terrorist!. Sea como sea, me parece realmente excesivo y no demuestra otra cosa que no sea un profundo desconocimiento del mundo de la fotografía y de la gente que lo alimenta. Basta hacer una excursión fotográfica con 4 o 5 aficionados para ver cómo se detienen a cada paso que dan en todo aquello que les llama la atención por minúsculo e insignificante que pueda parecer, una piedra, un pájaro, una papelera, una ventana....cualquier cosa y por el mero placer de fotografiar, no de preparar atentados terroristas.

Foto: JohnClavin

Vía PetaPixel

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