Hace algún tiempo que no escribo nada sobre herramientas útiles para fotógrafos y hoy me acordé de otro dispositivo que suelo utilizar y que a mí, personalmente, me gusta bastante. Así que hoy voy a hablaros de las empuñaduras verticales o 'vertical grip', qué son y para qué se usan.
En primer lugar tengo que reconocer que son un dispositivo algo especial y que tiene casi el mismo número de defensores que de detractores pero aunque yo me encuentre en el primer grupo, tratare de ser lo más objetivo posible a la hora de contaros sus características.
Seguro que aunque más de uno se pregunta a qué me estoy refiriendo, en realidad ha visto ya más de una de estas empuñaduras. Hay tantas como fabricantes oficiales, copias, híbridos y modelos de cámara hay en el mercado y casi todas las principales tienen la suya.
Son un añadido al chasis que se conecta a la cámara mediante el puerto escondido al final del compartimento de la batería (ésta se extrae) y queda fijado a ella mediante un tornillo de ajuste que se acopla en el receptor del trípode.
Normalmente añaden la posibilidad de controlar la cámara en posición vertical (para realizar retratos u otro tipo de fotografía de forma mucho más natural y cómoda) añadiendo un segundo botón disparador y los controles básicos de exposición, pero podemos encontrar conexiones wi-fi o bluetooth, GPS y sobretodo, en fabricantes no oficiales, intervalómetro integrado, lo cual se convierte en una buena opción debido a su reducido precio.
Además de todas estas, la opción añadida más destacable de las empuñaduras, para mí, es sin duda la de la doble ranura para batería que nos permite cargar dos baterías al mismo tiempo en nuestra cámara,duplicando así su autonomía aunque como es obvio esto hace a nuestra cámara algo mas pasada y voluminosa. Y aunque muchos dirán que es más sencillo llevar dos baterías en la mochila e irlas intercambiando, yo y sobretodo para algunos terrenos como la fotografía de conciertos, siempre prefiero llevarlas integradas en la cámara y olvidarme de la autonomía.
Foto: Axel Bührmann