Una de las mayores preocupaciones de todo fotógrafo, no importa si aficionado o profesional, es la suciedad que se acumula en nuestros objetivos y sensores. Retirarla de los elementos exteriores de los objetivos es muy fácil pero cuando las motas de polvo invaden el sensor inmediatamente somos víctimas de un frío sudor. No es para tanto, solucionar este pequeño problema es tambien muy fácil. Vamos a ver cómo pero antes puntualizaremos que donde realmente se acumula el polvo es en los distintos filtros que llevan los sensores y no en los mismos.

Como usuario de Olympus me quito el sombrero ante el gran sistema de limpieza por ultrasonidos que implementa esta casa en sus cuerpos, muy efectivo. Dejemos las alabanzas para otro momento y vamos a comprobar si nuestro sensor esta sucio y en ese caso a limpiarlo.

Para verificar el estado de nuestro sensor vamos a hacer una fotografía al cielo con una apertura cerrada. Cuanto mas cerremos la apertura y mas brillante sea el fondo que hemos usado (en este caso el cielo) mejor podremos ver las partículas de polvo. Sí, son esos puntos negros que puedes observar. Vamos a acabar con ellos:

  • Con la batería completamente cargada seleccionamos el modo limpieza de nuestra cámara lo que hará que el espejo permanezca levantado el tiempo que queramos (el objetivo lo hemos desenroscado previamente). Si nuestra cámara no tiene esta opción lo que haremos es usar el modo bulb pero bloqueando el disparo. Bajo ninguna circunstancia nos conformaremos con un disparo que creamos suficientemente prolongado, ni aunque sea de 60 segundos porque si el espejo se baja durante el proceso podemos meternos en un buen lío.

  • En el primer intento usaremos el método menos agresivo. Con una pera de aire soplaremos para intentar despegar las motas de polvo. Si no están muy agarradas deberán salir sin problemas. No recomiendo el aire comprimido simplemente porque no lo he usado jamás, no me fío y no voy a recomendar algo que pueda resultar potencialmente dañino. Si ponemos la cámara boca abajo o de lado (pinchada en un trípode) nos ayudará a que el polvo no se quede dentro.

  • La opción definitiva en el caso de que falle la primera es recurrir a los productos que se venden para este menester. Es una gamuza con un liquido que se aplica en gotas sobre la misma (debemos seguir las instrucciones de aplicación). Son baratos y eficientes. La gamuza no la pasaremos seca para evitar arañar el sensor o el filtro que tenga delante, antes aplicaremos el liquido y esperaremos a que lo asimile para que el paño quede húmedo y no empapado. Tras realizar varias pasadas de arriba a abajo y de abajo a arriba liberaremos el espejo, montaremos el objetivo y probamos. Nuestro sensor debe haber quedado bien, si no es así repetiremos el segundo paso.

La primera vez os temblará la mano, es normal, no queréis dañar la cámara pero teniendo paciencia y delicadeza no tendréis problemas y os ahorrareis el dinero que cuesta enviarla a una tienda para que la limpien.

Foto: i ♥

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