Esta fotografía, ganadora del premio Pulitzer de 1994, tiene una carga visual innegable, pero además tiene una historia, un contexto y unas consecuencias de lo más impactantes.

Su autor, Kevin Carter, fue un reportero gráfico nacido en 1960 en Johannesburgo, Sudáfrica, dos años antes de que Nelson Mandela fuera encarcelado durante 27 años. En su adolescencia, ya fue consciente de la realidad del Apartheid y del privilegio de ser blanco en su país natal así como de la complicidad de lo que estaba ocurriendo.

Desde el año 1984 Kevin comenzó a trabajar en The Johannesburg Star cubriendo los conflictos y las revueltas diarias que se producian en las poblaciones y asentamientos negros que rodeaban Johanesburgo. A partir de la salida de prisión de Nelson Mandela en 1990 de la cárcel, la escalada de violencia se convirtió en una masacre diaria que Carter cubría prácticamente a diario y que como relataba más adelante durante las entrevistas realizadas tras la obtención del premio Pulitzer, 'le convirtieron en una persona blindada tras la cámara, un ser incapaz de sentir emociones y que abusaba de las drogas para poder soportar la realidad de su trabajo'.

Durante el final del invierno de 1993 Karter se cogió unas vacaciones del conflicto de Soweto y se fue a cubrir la gran hambruna de Sudán de ese mismo año. Al poco de aterrizar su avión observó en uno de los campos de alimentación donde se distribuía comida de las ayudas internacionales a una niña, que en un avanzado estado de desnutrición, se encontraba derrumbada en el suelo y cómo un buitre la acechaba esperando para devorarla.

A partir de este punto existen varias versiones que relatan lo ocurrido y ninguna está 100% clara. Existen testimonios que dicen que Kevin esperó más de 20 minutos para conseguir la instantánea perfecta y que se marchó sin ayudar a la niña. Otras personas aseguran que la tribu de la niña se encontraba a escasos 20 metros y que la pequeña no corría ningún peligro, y relatos que dicen que Carter ayudó a la niña después de realizar la instantánea. Aunque no está claro cómo sucedieron los hechos, el caso es que la fotografía que realizó fue publicada en el New York Times el 26 de marzo de ese mismo año y que un año más tarde en 1994 le fue concecido el premio Pulitzer por ella.

Después de esto, Kevin fue bombardeado una y otra vez sobre la historia detrás de la foto, interrogado, cuestionado y criticado hasta el punto de llegar a compararlo con el buitre de la instantánea por 'aprovecharse de la situación y mostrar una actitud inhumana'. Toda esta presión, sumada a la muerte de su amigo Ken Oosterbroek, asesinado, el 18 de abril de 1994 durante un tiroteo que cubría en Tokoza, Johannesburgo, acabó por conducir a Kevin Carter al suicidio el 27 de julio de 1994.

Aunque la historia trágica detrás de esta fotografía y de este premio es poco conocida, sin duda la fotografía pasó a formar parte de la historia del fotoperiodismo por méritos propios.

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