Es una tarde cualquiera, paseamos por nuestra ciudad cámara en mano y nos encontramos con el cartel anunciador de un concurso de fotografía. Lo normal es que tras leerlo nos veamos ganando el suculento primer premio y nuestra fotografía anunciando la convocatoria del próximo año. Igualmente normal es que tras este primer flechazo comencemos a verlo más negro porque no tenemos experiencia en concursos y nuestro equipo es modesto. Olvida los complejos y tómatelo en serio porque no tienes nada que perder.

Lo primero es leer y comprender las bases del concurso para evitar posibles condiciones abusivas que desgraciadamente son más comunes de lo deseado. Seguimos con el plazo de entrega, más importante si cabe que el tema porque si contamos con poco tiempo es mejor no presentar nada que algo hecho con prisas, yo recomiendo que como mínimo tengamos un mes para prepararlo bien.

Nos ponemos con el tema, el corazón del concurso. Caben dos opciones: tema libre o tema establecido. Cada uno se manejara mejor en un campo. Yo personalmente prefiero el tema establecido porque me permite focalizar mis esfuerzos creativos en un punto en concreto.
Si el tema es libre tenemos la posibilidad de aprovechar aquel proyecto personal que teníamos en mente realizar algún día y que por falta de tiempo nunca habíamos empezado. Si por el contrario la temática esta fijada aprovecha esta circunstancia y desarrolla un concepto: Descontextualizar. Imagina que nuestro concurso gira en torno al chocolate, no caigas en la trampa de fotografiar una tarta por bonita que sea. Piensa en un entorno tormentoso donde llueve chocolate y hacemos un retrato en el que se puede apreciar como las dulces gotas resbalan por la cara de nuestro sujeto. El impacto visual hará que nuestra imagen no pueda pasar desapercibida.

Para inspirarnos no hay nada mejor que echar un vistazo a convocatorias anteriores para ver que tipo de enfoques gusta más al jurado. Beber de fuentes como Flickr o Deviantart nunca está de más como tampoco mirar revistas o galerías de arte.

Tenemos que perder el miedo a la ultima parte, la impresión y presentación de la fotografía pues estos campos suelen estar bien amarrados en las bases y dan poco margen de actuación. La experiencia personal me dice que la inmensa mayoría de los concursos pide la presentación de la fotografía impresa en papel y montada sobre paspartú. El tamaño de impresión lo elegiremos en función del tamaño que nos pidan para el marco. Por ejemplo, si hay que montarla sobre paspartú de 40x50 centímetros imprimiremos a 30x40 centímetros porque de imprimir por debajo dejaríamos mucho marco y la fotografía luciría muy poco.

El montaje es muy sencillo, hemos de buscar dos laminas de paspartú en cualquier tienda de cuadros o grandes almacenes dedicados al bricolaje. Las laminas tendrán el mismo tamaño y una de ellas llevará cortado el marco con el tamaño de la imagen. Unimos con fiso las dos laminas por el interior de uno de los bordes, abrimos y colocamos, con fiso también, la imagen centrada.

Lista para presentar. Ya solo queda esperar los resultados tranquilamente.

Debéis tener cuidado con una cosa, la participación en concursos de fotografía engancha, no podréis dejar de buscar concursos.

¿Alguno ya está enganchado?

Foto:frenchhope

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